jueves, 30 de junio de 2011

¿Zoque o gazpacho? Ésa es la cuestión... o El Zoque de mi casa esparticular.

Justo en mi entrada anterior, hablaba yo del zoque malagueño, y de cómo en mi casa cuando se hablaba de gazpacho nos referíamos a lo que he llamado "gazpacho de la tata". Como todavía no sé hacer eso que hacen en muchos blogs de ver la receta aquí y pinchas y sale la receta, pues lo miráis si os apetece y si no, os lo cuento rapidito.
En Málaga se hacía zoque, hace mucho que no oigo a nadie hablar de ello. Es diferente al gazpacho porque:
  1.  El zoque va triturado, el gazpacho no. Vale, últimamente se entiende que el gazpacho es una preparación de color rojo tomate, pero como comentaba Catalina de Cocina con Catalina, los que iban al campo no llevaban una batidora bajo el brazo. Todo lo más, en los caseríos alguien se encargaba de majar las verduras desde bien tempranito, porque se tarda mucho.
  2. El gazpacho lleva cebolla, y hay quien le pone pepino también. El zoque, no. Sólo lleva tomate, pimiento verde de freír y ajo.
  3. El gazpacho moderno lleva guarnición. El zoque, no.
  4. El gazpacho se toma con cuchara. El zoque se bebe.
  5. El gazpacho es un plato más en la comida, el zoque es una bebida que acompaña al menú.
  6. Hay quien incluso, toma el gazpacho como postre y le añaden trocitos de melón o fruta.

Ingredientes.
1 kg de tomates rojos.
1 ó 2 pimientos verdes de freír.
1 ó 2 dientes de ajos.
Miga de pan atrasado, poca cantidad.
Aceite de oliva.
Vinagre de vino.
Sal.

Elaboración.
Empapar la miga de pan en vinagre. Yo lo hago así porque toma mejor el sabor, una manía como otra cualquiera, no es imprescindible. Añadir agua suficiente para que se ablande bien.
Mientras, despepitar los tomates y cortarlos.
Hacer lo mismo con el pimiento.
Pelar y cortar los ajos.
Añadir sal a todo y colocar en el vaso de una batidora o en la Thermomix junto con la miga de pan ligeramente escurrida.
Triturar hasta que se haga una pasta y pasar a través de un colador de malla fina, sobre un cuenco grande. Ahora es el momento de añadir un poco más de agua para que no esté muy espeso, lo vamos a beber.
Una vez que está todo colado, volver a la batidora y añadir ahora el aceite. Esto es importante, porque si lo hacemos así, el tomate retomará el color rojo y tendrá un bonito color. No tengo ni idea de porqué pasa esto, pero así funciona y yo os lo cuento para que os salga bien.
Rectificar el aliño y entrar al frigo.
Servir muy frío en vasos.

Nota: en esto de los guisos, como en casi todo, no hay dogmas. Por eso, agradezco vuestras aportaciones de todo corazón.
Edito esta entrada y le pongo música al video del paso a paso, ¡divertirse es fundamental para todo!


viernes, 24 de junio de 2011

El gazpacho de la tata y las explicaciones que os debo como Guisadoravuestra que soy...


Pues hoy me siento como Pepe Isbert en aquella película Bienvenido Mr. Marshall cuando se empeña en dar explicaciones como alcalde, al pueblo desde el balcón del Ayuntamiento. Porque tengo que explicar unas cuantas cositas que, para un gazpacho puede parecer excesivo, pero no.

Lo primero ¿Esto es un gazpacho? Pues sí. Cuando explico cómo lo hago, suelen decirme que más bien es una pipirrana con agua. Bueno, pero este plato se conocía como gazpacho en casa. El de tomate triturado, era Zoque. No tenía guarnición y se bebía en vaso, acompañando a la comida del verano, fuera cual fuera. No sé cuántos paisanos me leéis, pero en Málaga se hablaba de zoque, lo que llevaba guarnición era el gazpacho ¿o no?

Una vez asumido que esto es un gazpacho, lo del nombre: gazpacho de la tata. Era la cocinera de casa, pero antes de cocinera fue niñera y con ese apelativo se quedó, tata. Pues la tata y su familia eran de El Palo, barrio con tanta identidad, que los paleños cuando van al centro de la ciudad, bajan a Málaga, ellos son de El Palo que es algo diferente. Más tarde, la tata y su familia fueron a vivir a La Trinidad, otro barrio antiquísimo, era malagueña por los cuatro costados y cocinaba divinamente, la tata. Y si la tata decía que esto era gazpacho, era gazpacho y no se hable más.

Como me gusta que si hacéis alguna de mis recetas os salga bien, tengo que deciros como Guisadora vuestra que soy, que le quito las semillas al pepino, no me gusta cómo saben y como se pretende que los ingredientes estén lo más crujiente posible, es mejor que no anden por ahí flotando porque tienen una textura blanda. También dejo la piel de uno de los pepinos, esto hace que se conserve muy crujiente aunque estén bañados en agua, hay que tenerlo el tiempo suficiente en el frigo para que se pueda consumir lo más frío posible.

Se puede añadir hielo, pero no me gusta mucho la idea porque entonces, no controlo la cantidad de líquido final. No queremos una pasta ni tener que andar pescando los trocitos dispersos de verduras en un mar de agua aliñada.

Es conveniente que el aliño sea intenso de verdad. Bien de sal y vinagre. El agua es muy sosa y encima lo vamos a consumir muy frío, si no tiene un aliño importante, no sabrá a nada.

Ingredientes.
1 cebolla. No tiene que ser dulce ni morada ni nada de eso, pero si os apetece, adelante.
2 tomates rojos y firmes.
2 pepinos sin las semillas, uno de ellos con la piel.
2 pimientos verdes. Nunca he usado pimientos de otra clase o color, no creo que pase nada por si os sentís creativos y ponéis pimientos rojos o amarillos.
Vinagre de vino normal.
Aceite de oliva virgen. También sirve el refinado.
Sal.

Elaboración.
Lavar bien las verduras, despepitar los tomates y los pepinos.
Cortarlas todas muy pequeñas o sea, en brunoise dicho en términos culinarios formales.
Colocar todo en un cuenco grande y aliñar.
Añadir agua al gusto al final y entrar al frigo para que esté muy, muy frío.
Servir en taza de consomé o en plato sopero.



Si no sois muchos en casa, con reducir las cantidades a la mitad, tendréis suficiente.

martes, 21 de junio de 2011

Mejillones en salsa de estragón, buenos para la dieta bikini


A mitad de junio y yo con estas hechuras, ay... Tenemos ya todo el mundo una obsesión con los kilos que es malsana, de verdad. Cualquier cosita que ponemos de comer, tiene la misma respuesta: ¡eso engorda! Pues sí, todo lo que pasa de los dientes para dentro, engorda corazones míos, por eso a los alimentos se les llama nutrientes, porque nutren. Que hasta la Real Academia de la Lengua lo dice: "aumentar la sustancia del cuerpo animal o vegetal por medio del alimento, reparando las partes que se van perdiendo en virtud de las acciones catabólicas" Ahí lo tenéis.
Y como siempre se ha dicho, el mejor método para adelgazar es el de Menos platos y más zapatos, por avisar, que no quede.
Los mejillones engordan poco y están buenísimos, y esta salsa lleva mayonesa pero ligerita, que va rebajada con un poco del caldo de haber cocido los mejillones. El estragón que yo sepa, todavía no figura en la lista de alimentos prohibidos en ninguna dieta, aunque al tiempo, que todo llega.

Ingredientes.
2 kg de mejillones (éramos unos cuantos a comer)
1 vasito de vino blanco.
Salsa mayonesa. Sí, eso engorda, pero es poca cantidad.
Estragón fresco.

Elaboración.
Limpiar los mejillones y ponerlos a cocer en una cazuela amplia con el vasito de vino blanco, tapados. En cuanto se vayan abriendo, sacarlos uno a uno si es preciso, para que no pierdan líquido que si no, se quedan sequerones, mucho más pequeños y con muy mala pinta.
Retirar una de las valvas y colocar en la fuente de servir.
En dos o tres cucharadas de mayonesa, echar el líquido resultante de cocer los mejillones y batir. Añadir el estragón bien picado y mover bien.
Colocar la salsa resultante sobre los mejillones.
Se puede entrar al frigo para que estén fresquitos.
No hay paso a paso, es tan fácil que no necesita más explicación.
¡Que aproveche!

sábado, 18 de junio de 2011

Ajoblanco


Mucho estabas tú tardando en hacer ajoblanco dijo Manuel cuando vió que sacaba las almendras, los ajos y demás arreos para hacer uno de mis gazpachos favoritos. Es que a mi Manuel no le gusta el ajo ni el vinagre, de modo que le teme más que a una vara verde aunque no lo coma, pero lo sufre. El olor a ajo no es agradable, la verdad. Y como soy muy considerada, hasta que no pasa el tiempo suficiente,  le hablo desde lejos como si él fuera de la casa de los Windsor o el Santo Padre, esas personalidades con las que hay que gastarse pocas confianzas y mantener la distancia debida.

Antes de que llegara la modernidad a este país, el ajo blanco y los demás gazpachos se hacían a base de mortero, mucha paciencia y mucho majado. Por eso, cuando algo es muy laborioso o alguien es muy trabajoso, por aquí decimos que eso tiene un majao o Fulanito tiene un majao. Normal.

Primero llegaron las batidoras de vaso, que eran un armatoste tremendo; luego las Minipimer que las anunciaban como El Tercer Brazo y de lo que pesaban, parecían más bien El Tercer Hombre. Lo último ha sido la Thermomix que eso ya es otra historia ¡lo que quiero yo a mi Thermomix! que lo hace todo solita y avisa y todo cuando termina con un tirorirorí  que al principio te hace gracia, pero después resulta un poco cargante. Si es que no hay nada perfecto...

El ajoblanco lleva miga de pan, pero yo no se la pongo porque al guardarlo aunque sea en el frigo, el pan hace que fermente y como es para mí solita tardo un poco en acabarlo. Me da cosa. Así que lo espeso a base de almendras. En consecuencia, tengo que tener cuidado con el aceite, si pongo demasiado no emulsiona y flota por allí con muy mala pinta. Si pasa esto, se enfría mucho, mucho y se puede quitar la grasa que se pone más sólida. Esto me ha pasado esta vez y he tenido que arreglarlo así, qué le vamos a hacer.

También me he pasado con el ajo (Manuel me va a matar), con un ajo habría sido suficiente. Me veo hablándole por mensajero un par de días.

No he encontrado uvas moscatel, creo que es demasiado pronto. Estas están buenas, pero son gordísimas, parecen ciruelas imperiales. Las he pelado y cortado.

Pero está bueno, que lo acabo de probar y palabrita que está muy bueno.

Ingredientes.
150 gr de almendras (si son marcona, mejor).
1 diente de ajo.
Aceite de oliva.
Vinagre normal de vino.
Sal.
Uvas moscatel si hay, si no se puede usar otra clase de uva o incluso melón.

Elaboración.
Si tenéis batidora o procesador de alimentos, sólo hay que poner los ajos, las almendras y la sal y triturar hasta que las almendras tengan el grosor que más os guste. A mí me gusta muy triturado, así que le doy al turbo a placer. Si no tenéis esos adelantos, pues a majar que no pasa nada.
Añadir un poco de agua y batir para conseguir una pasta.
Luego, el vinagre y el aceite y batir.
Terminar con el resto del agua.
Entrar al frigo para que esté muy frío.
Mientras tanto, pelar y despepitar las uvas. Guardarlas también en el frigo.
Consumir muy frío.



Una aclaración: el ajoblanco sólo es de almendras. Últimamente se hace ajoblanco con casi cualquier cosa y me parece estupendo, pero que no le llamen ajoblanco. Serán gazpachos de lo que sea, o sopas o lo que quieran, pero no ajoblanco.

martes, 14 de junio de 2011

¡Marchando una de chipirones!


Dijo mi hermano que por qué no hacía chipirones y me pareció bien, aunque me dije a mí misma:  creo que voy a sudar... Como ya hace un poquito de calor y somos muchos, la propuesta no tenía nada de liviana pero me gustan los retos, yo soy así.

Encargué 4 kgs a mi pescadera Mari, que me los consiguió fresquísimos y encima los limpió ¿es o no es un encanto de mujer? Eso que me ahorré. Que conste que sé cómo hacerlo y no me importa limpiar pescado ni moluscos como es el caso, pero cuatro kilos son muchos kilos para el tiempo de que dispongo. Si es que tengo que querer yo a Mari, las cosas como son.

El relleno tradicional es con las patas y aletas picadas, jamón serrano y poco más. Yo sustituyo el jamón por paté de Jabugo, que hace el relleno mucho más suave y cremoso, y le da un puntito diferente.

Hay descubrimientos que te cambian la vida. Uno de ellos es la tinta de calamar en tarro de cristal. Antes usaba la tinta de los calamares y tenía la sensación de que la salsa no era negra, negra. Siempre la veía de un gris marengo desvaído, no me gustaba a mí mucho. Con la tinta de sepia que venden en bolsitas de plástico, la cuestión del color mejoró, pero me ponía de manchurrones de tinta hasta la coronilla. Es que es algo muy trabajoso: abres la bolsita con las tijeras, la tinta sigue allí pegada al plástico y entonces tienes que presionar para que salga. Ahí es cuando ya te manchas los dedos, entonces me ataco, me limpio en el delantal o lo que pille y termino por manchar todo lo que toco. Lo pongo todo perdido, qué agobio. Sin embargo, con estos tarritos, ¡qué maravilla! Sólo necesito una cuchara sopera, y derramo elegante y limpiamente la tinta sobre los chipirones. Es como una experiencia religiosa, que dijo no sé quién.

Un último apunte. Como hay que cerrar los calamares con un palillo para que no se salga la farsa, corto el extremo puntiagudo del palillito de marras, para que no se los claven unos a otros, que era una batalla tremenda y me daba mucha angustia, no fuera a rajarse alguno y se terminara saliendo el relleno. Ahora, ya no hay agresiones chipironeras.
He adaptado la receta para 2 kilos de chipirones.

Ingredientes.
2 kg de chipirones o calamares que también se llaman así. En lenguaje de chiringuito, caramales y caramalitos que son más pequeños, claro.
1 cebolla.
80 gr de paté de jabugo.
2 cucharadas de tomate frito.
2 huevos cocidos.
1 huevo crudo.
1 cucharada de tinta de calamar.
Un chorrito de brandy.
Un vasito de vino blanco.
Pan rallado.
Aceite.
Sal.

Elaboración.
Limpiar los chipirones, separar aletas y tentáculos y trocear. En el paso a paso se ve cómo lo hago, que es rápido y limpio. Colocar en un cuenco.
Añadir el paté, los huevos cocidos troceados pequeños, el huevo batiro, el brandy y el pan rallado suficiente para que la masa esté consistente.
Rellenar los chipirones y cerrar con palillos de madera. Cortar el extremo puntiagudo, si queréis.
En una cazuela, dorar la guindilla y a continuación, pochar la cebolla.
Añadir los chipirones y rehogar hasta que cambien de color.
A continuación, el vino y el tomate, y después la tinta.
Cocer a fuego medio hasta que estén hechos. Depende de los chipirones, de la intensidad del fuego y otras cosas, pero no más de 20 minutos.
Acompañar de arroz cocido.
Servir caliente.

lunes, 13 de junio de 2011

Pastela de morcilla ¿por qué no?

Tenía yo ganas de hacer pastela, bastela, pastila o bastila, que se llama de todas esas maneras y sospecho que de aún otra muchas. Tenía la comida del mes con mis hermanos. Tenía morcillas de Burgos de Embutidos Cuevas en el congelador y no quería tener que apuntarlas al próximo censo de población de mi casa. Tenía tiempo suficiente el fin de semana. Y sobre todo, tenía ganas de guisar, de modo que me decidí por la pastela.
Sí, ya sé que hacerla con morcillas que es un producto del cerdo, es una contradicción, pero quería probar qué tal salía el experimento, y cual Ferran Adrià me puse manos a la obra. He sido Guisadora Adrià por un día...
Las láminas de pasta para hacer la pastela, no son pasta brick ni pasta fillo, son diferentes. Las compro en un establecimiento en Málaga, que para eso mi ciudad es cosmopolita ya desde el tiempo de los Fenicios y tenemos de todo. Pero si no tenéis la suerte de vivir en La Ciudad del Paraíso, la podéis hacer con cualquiera de las que he mencionado.
Hay que pincelar cada lámina de pasta con mantequilla derretida, así cuando salga del horno, estará crujiente.
En la pastela clásica de pollo, es usual poner una capa de almendras tostadas y troceadas, mezcladas con azúcar glas. Yo no la puse, porque los frutos secos van junto con la farsa o relleno.
Las cantidades, son orientativas.

Ingredientes.
Láminas de pasta para pastela, brick o fillo.
2 morcillas de Burgos.
1 cebolla.
2 huevos cocidos.
50 gr de piñones crudos.
50 gr de pistachos crudos.
50 gr de dátiles.
2 manzanas.
Aceite de oliva.
Canela molida.
Azúcar glas.
Mantequilla.

Elaboración.
Pelar y trocear las manzanas, cortarlas y pocharlas en una mezcla de mantequilla y aceite. Espolvorear canela molida al gusto. Reservar.
En la grasa restante, freír los piñones hasta que estén dorados. Reservar.
En una cazuela aparte, rehogar la cebolla en juliana hasta que esté blanda. Añadir las morcillas sin piel y troceadas y rehogar todo junto. Añadir ahora las manzanas y los frutos secos y dar unas vueltas para que se integre todo. Por último, los huevos cocidos troceados. Dejar entibiar.
Mientras tanto, pincelar el molde con mantequilla derretida en el microondas. Yo utilicé una cazuela de barro, pero se puede usar cualquier molde de bizcocho o tarta, teniendo en cuenta que vamos a cortar la pastela ahí mismo y se puede dañar con el cuchillo.
Colocar las láminas de pasta una a una cubriendo todo el fondo y dejándolas sobresalir por los bordes. Untar de mantequilla derretida. Poner una o dos hojas más de pasta, aceitando cada vez y colocar una primera capa del relleno.
Doblar los sobrantes de la pasta hacia dentro, colocar otras dos o tres láminas más de pasta, aceitando cada lámina, y de nuevo, otra capa de relleno.
Doblar una vez más la pasta sobrante hacia dentro, aceitar, colocar una lámina más y esta vez, remeter los bordes hacia afuera y para dentro, como cuando hacemos la cama. Aceitar con la mantequilla derretida y poner una lámina o dos más, eso es al gusto de cada uno.
Untar con la mantequilla derretida y entrar al horno precalentado a 180º hasta que se dore. No tarda más de 15 ó 20 minutos. Pero como cada horno es un mundo, más vale estar atentos.
Sacar del horno y dejar que se enfríe.
Espolvorear con azúcar glas y canela adornándolo.

Espero que el paso a paso lo aclare, que parece complicado pero viéndolo, no es para tanto.


jueves, 9 de junio de 2011

Ensalada de pasta y un paraíso en mi piso...


Mañana es cuarenta de mayo y, según el refrán, podemos quitarnos el sayo. Pues en casa hacemos todo lo contrario, nos ponemos el sayo o mejor dicho el capisayo que no es ni más ni menos que una especie de túnica larga sin mangas y cosida por los costados, de tela muy fina y amplia. Tenemos varias y de colores diferentes, son muy cómodas para andar por casa.
La madre de una vecina ya estaba muy mayor, no veía bien. Un día de verano se cayó y la hija no podía levantarla, así que vino a casa y Manuel que es un cielo, no me canso de decirlo, fue con ella y la ayudó. Al rato, y cuando ya estaban más tranquilas, fue la madre y le espetó Pero hija, ¡cómo se te ocurre molestar al árabe que vive en el primero! La pobre...
El caso es que ya es época de ensaladas y como las vacaciones aún están lejos, cuando hago esta de pasta, es como si montáramos una micro-vacación a la hora de comer. Es fresquita, tiene piña, manzana y una mayonesa ligerita. Sólo nos falta salirnos a la terraza, oir el ruido del mar que lo tenemos enfrente, y las gaviotas que las tenemos encima.  Y casi, casi, que nos sentimos en Hawai.

Ingredientes.
Pasta de colores.
1 lata de piña en su jugo.
1 lata de magro cocido.
1 manzana.
Salsa mayonesa.
Pimienta negra recién molida.

Elaboración.
Cocemos la pasta al dente, no hay nada más desagradable que la pasta pasada. Yo la cuezo sólo con agua y sal, ni aceite ni más historias. La escurrimos del agua de cocción y si queremos, la pasamos por agua fría para se mantenga bien firme. A continuación, la colocamos en la ensaladera.
Sacamos las rodajas de piña de la lata y reservamos el jugo. Cortamos la piña en trocitos. Yo no los hago muy pequeños, me gusta encontrármelos por allí. La ponemos en la ensaladera.
Hacemos lo mismo con la manzana. Yo la riego con unas gotas de zumo de limón, así no se ennegrece y le da un saborcillo fresquito. A la ensaladera también.
El magro, lo troceamos en trozos parecidos a los de la piña y la manzana y lo ponemos también en la ensaladera.
Ahora, molemos la pimienta sobre todo.
Hacemos la mayonesa y la aligeramos con el jugo de la piña. Lo volcamos sobre la preparación y removemos bien.
Entramos al frigo para que esté fría.
Se puede hacer de víspera y si sobra, se guarda en el frigo que no pasa nada, siempre que no le tengamos allí mucho tiempo, eso es evidente.

Y aquí está el paso a paso.




martes, 7 de junio de 2011

Clafoutis de cerezas y la bucólica Primavera

No sé si es porque después de Navidades, Carnavales y Semana Santa acabo un tanto saturada de jaleos o que ya empiezo a necesitar unas vacaciones. El caso es que a mediados de Primavera me da un punto bucólico espantoso, poco a poco me voy transformando, me acuerdo del campo, las flores, los pajarillos, el aire sano de los montes, los riachuelos y todo eso. Es cuando puedo recitar del tirón, aquéllo de ¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido... de Fray Luis de León, que hasta tenía un huerto en la ladera por su mano plantado y todo, qué hombre más completo. Que incluso me dan ganas de irme a triscar con las cabras, vestida de pastora con cayado en plan opereta. Creo que, definitivamente, necesito unas vacaciones.
Por lo tanto, en Primavera hago clafoutis de cerezas, postre bucólico donde los haya. Es fácil, rápido, sano y está buenísimo.
Hay muchas recetas, como es natural, cada maestrillo tiene su librillo. La preparación es bien clásica: huevos, azúcar, grasa y harina. Lo de siempre, vamos. Hay quien usa mantequilla derretida, yo prefiero la nata.
En la receta original no se deshuesan las cerezas y a mí me gusta, tampoco hay que andarse con tanto miramiento, las cerezas y las aceitunas, con hueso. Sacarse el hueso de la boca con elegancia, es todo un arte, que de todo hay que saber, digo yo.
Esta vez he hecho la receta de  http://food-and-cook.blogs.elle.es/2008/06/25/clafoutis-de-cerezas-clafoutis-cerise/
Y la masa la he preparado en la Thermomix, pero a mano o con batidora eléctrica, se hace estupendamente.

Ingredientes.
100 gr de harina.
100 gr de azúcar.
4 huevos.
200 ml de nata.
50 ml de leche.
50 gr de mantequilla.
300 gr de cerezas.

Elaboración.
Colocar los huevos en el vaso de la Thermomix. Batir a velocidad 3 ó 4 unos 30 seg.
Añadir el azúcar y batir a la misma velocidad y tiempo.
Seguir con la leche y la nata. La mantequilla a continuación y batir un poco más para que se integre bien. Por último, la harina y batir de nuevo hasta que se integre.
Preparar el molde untándolo de mantequilla y espolvoreado de harina. Colocar las cerezas y verter la masa, que es líquida no es un bizcocho.
Entrar al horno precalentado a 180º durante 40 minutos aproximadamente.
Una vez esté tibio, espolvorear de azúcar glas.
No se desmolda.
Cada vez que hago clafoutis, me prometo que para la próxima, le pongo un poquito de kirsch a la masa y luego se me olvida comprarlo. De modo, que todavía no sé qué resultado daría. Si alguien tiene kirsch o buena memoria a la hora de hacer la lista de la compra, hacedlo y me lo contáis, por favor. Gracias.
Y aquí está el paso a paso con música ad hoc.


domingo, 5 de junio de 2011

Rosquillos fritos y sobresalto


Estábamos mi hermana y yo una tarde después de comer y dice ella ¿Hacemos rosquillos? Pues bueno, dije yo. Todo el mundo hacía siesta menos nosotras. Èramos adolescentes y la adolescencia, eso es lo que tiene que no te entra sueño, y luego cuando te mueres de ganas de echarte una siestecita, ya eres mayor y no tienes tiempo o no te dejan los niños ni las obligaciones, cosas de la vida.
Pues nos fuimos a la cocina y nos pusimos manos a la obra. Huevos, aceite, azúcar, ralladura de naranja, levadura, harina... Íbamos estupendamente y necesitábamos más harina, la masa ya casi estaba lista, pero hacía falta más harina. Fuimos a la despensa, seguro que habia más. Pues no encontrábamos la harina, vaya por Dios. Venga a rebuscar, venga a mirar por todos sitios y menos mal que al fondo, había un paquete esto ¿es harina, verdad? Es que no era de ninguna marca en concreto, pero tenía que ser harina, tenía toda la pinta, lo mismo la habían comprado a granel, nosotras qué sabíamos... Nos fuimos tan contentas a la cocina y acabamos nuestra magnífica masa de rosquillos. Y mi hermana, venga a probar la masa en crudo, es algo que siempre le ha gustado Maricruz, pruébala, está buenísima. Ni loca comía yo una masa cruda, siempre era lo mismo: que pruébala y yo que no, que no me gusta a mí eso...
El caso es que no las tenía yo todas conmigo con la harina aquella, era un poco basta, no parecía harina-harina. Pues nos pusimos a freír los rosquillos y yo cada vez más mosca con el asunto. Ya empezaban a revivir los de la siesta y fui a preguntar si alguien sabía qué era aquello del paquete. No sé si fue la cocinera o quién, pero alguien dijo Pero niñas ¡habéis usado la cola de encolar, que eso es cola de encolar! Ya sabéis, ese polvo blanco que echándole agua se convierte en cola.
¿Y ahora qué? Ay, ay, que se te van a pegar las tripas, dije yo. Fuimos a la habitación de mi madre, se lo contamos, salió pitando y llamó al médico de la familia, que le dijo que no pasaba nada, aunque preguntó si había comido mucho de aquéllo. Y la verdad, es que sí que, probando, probando se comió un buen pellizco. Yo me reía porque siempre  me da por reír en estos momentos tan delicados y como nadie lo entiende, me llevé la bronca del día.
Al final, no pasó nada pero cada vez que hago estos rosquillos, me acuerdo de aquella tarde en que mi hermana comió masa de rosquillos con cola de pegar y nos llevamos un sobresalto. Y aquí tenéis los rosquillos de mi casa, pero sin cola de encolar.

Ingredientes.
Por cada huevo:
1 cascarón de aceite de oliva. Si es aceite en elque se ha frito una cáscara de limón y unos granos de matalaúva y enfriado, mejor. Yo suelo tener en el frigo un tarrito de cristal con este aceite, así no tengo que andar esperando a que se enfríe, que siempre tarda un poquito.
3 cucharadas de azúcar.
1 sobre de levadura Royal.
Ralladura de naranja o limón.
La harina que admita.

Elaboración.

Cascar los huevos en un cuenco grande, suelo usar 2 como mínimo. Ahora, cogemos un medio cascarón, el que parezca más la mitad de un huevo aunque tampoco hay que andar midiendo con un calibre, y ponemos dos medidas de éste por cada huevo. Fácil ¿no?
Añadimos el azúcar y movemos con un tenedor. Ahora, la ralladura de naranja. Vamos echando la harina, que yo tamizo a través de un colador porque ahí también pongo la levadura, y seguimos moviendo con el tenedor. Cuando ya la masa esté manejable, pasamos al mármol de la encimera espolvoreado de harina y seguimos añadiendo harina.
Mejor quedarse cortos que pasarse. Si la masa está blanda y se pega a las manos, nos podemos untar las manos con un poco de aceite para darles la forma. Si tienen demasiada harina, se secarán y no estarán esponjosos.
Freir en aceite de oliva, donde hemos frito un tozo de cáscara de limón, que sacaremos antes de empezar a freir los rosquillos.
Escurrir en papel de cocina y rebozar en azúcar glas si queremos.

Y aquí está el vídeo del paso a paso.



sábado, 4 de junio de 2011

Ensalada de ahumados... y que sea lo que Dios quiera.



Ya estamos en junio, pero todavía es Primavera, esa estación bipolar. Lo mismo hace frío que calor; se nubla o hace un sol agobiante; hace viento o calma chicha; llueve en tu barrio y quinientos metros más allá se están bañando en la playa... ufff. Es ese tiempo en el que vamos todos disfrazados como si fuera Carnaval. Unos de verano y otros de invierno, algunos mitad y mitad, que ya no sabes qué ponerte.
De modo, que tampoco saber qué hacer para comer. ¿Y si haces algo calentito y a mediodía luce un sol sahariano? ¿O programas un gazpachito y dan ganas de poner la calefacción? No vayáis a creer, la familia en seguida abre la ventanilla de reclamaciones Ofús, ¿puchero con el calor que hace? o Pues yo no quiero gazpacho, que está muy frío...
Menos mal que yo no me dejo amedrentar, sigo como si tal cosa, el oficio de guisadora familiar requiere temple, paciencia y buen humor. Si tienes calor, te abanicas o si tienes frío, comes con una rebequita de punto puesta, niña. Eso es lo que hay.
Esta ensalada de ahumados, no es especialmente fría, se prepara justo antes de comer, no debe esperar en el frigo porque se pierde tersura, se pone mustia. Por eso la pongo en Primavera y que sea lo que Dios quiera.
No doy cantidades, esto va al gusto de cada uno y depende de la cantidad que queramos hacer.

Ingredientes.
Endivias.
Maíz cocido en grano.
Surtido de ahumados. En este caso, salmón, anchoas, palometa, atún, bacalao y trucha.
Mayonesa casera.
Mostaza.
Pimienta en grano recién molida.

Elaboración.
Separar las hojas de las endivias. Yo no las lavo, porque se ponen amargas. Tampoco ando cepillándolas para limpiarla, ya vienen limpias. Colocarlas en el plato de servir procurando que queden bonitas, que tampoco cuesta tanto.
Escurrir el maíz y echarlo por encima.
Moler ahora la pimienta sobre el maíz.
Partir los ahumados en tiras y colocarlos sobre la ensalada.
Hacer la mayonesa y mezclarla con la mostaza.
Repartir sobre la ensalada y listo.

El aliño puede ser otro cualquiera: salsa rosa (no me gusta para esta ensalada) o una de las muchas variedades de vinagreta.

Y aquí está el vídeo del paso a paso.




jueves, 2 de junio de 2011

La hamburguesa perfecta (o casi, casi...)

Con esta receta fui una de los diez ganadores de un concurso de la web Canal Cocina, que se llamaba así: La Hamburguesa Perfecta. Hubo muchos participantes, así que me doy con un canto en los dientes por haberme colado entre los diez mejores. Pero no nos vamos a engañar, perfecto-perfecto, no hay nada en esta vida.
Tuvieron el detallazo de hacernos un diploma para nuestras webs o blogs de cocina, yo no tenía blog entonces, y ahora que me he acordado, subo la receta. El diploma aparece a la derecha de la página principial ¡me gusta!

Ingredientes.
1 Kg de carne de ternera picada. En este caso, solomillo.
2 chorizos para guisar, de los picantes.
1 yogur griego.
4 cucharadas de cebolla frita y troceada pequeña.
2 cucharadas soperas de pan rallado.
Setas de cardo.
Queso Havarti en lonchas.
Cebolla morada en rodajas muy finas.
Tomate en rama, en rodajas finas.
Pepinillos agridulces.
Lechuga variada.
Panecillos redondos de panadería.
Mayonesa.
Mostaza.
ketchup.
Aceite de oliva.
Sal.
Pimienta.

Elaboración.
En un cuenco grande, unir la carne, el yogur, la cebolla frita, el chorizo sin piel y desmenuzado, y el pan rallado. Amalgamar con las manos y dar forma a las hamburguesas.
Importante. No se amasa, no se aprieta una y otra vez, sólo se tienen que unir los ingredientes. La carne es de buena calidad, no se macera ni se maltrata, es mejor manipularla con mimo.
Calentar la plancha de asar a temperatura media y colocar las hamburguesas a las que previamente hemos puesto un chorrito de aceite de oliva por encima. Dejar hacer al gusto de cada uno.
Cubrir cada hamburguesa con una loncha de queso, al retirarlas de la plancha.
En el mismo aceite de haber cocinado las hamburguesas, hacer las setas.
Abrir los panecillos por la mitad, colocar las hamburguesas y disponer el resto de los ingredientes al alcance de los comensales, para que cada uno se sirva a su gusto.

Y aquí está el vídeo. La edición la hizo mi sobrino Michael, las fotos las tomó su amiga Heather y yo sólo hice las hamburguesas. El premio fue de los tres.